19 jul 2009

REAL MONASTERIO DE LA ENCARNACIÓN


El Real Monasterio de Nuestra Señora de la Encarnación se encuentra ubicado en el casco antiguo en la parte alta de la ciudad de Mula.Sus orígenes se remontan al siglo XVII. La iglesia y el monasterio sustituyeron a la antigua ermita de Ntra. Sra. de los Olmos del siglo XIV (1344), quedando ambos enlazados por una esbelta torre-campanario renacentista del S.XVI.Fray Pedro Botía (cuyos restos han sido en contrados recientemente y se exponen en el crucero izquierdo de la iglesia) sería el encargado de establecer una comunidad de clarisas que gozaría de patronato regio, en 1680. La fundación fue realizada por la madre Sor Mariana de Santa Clara con religiosas de Trujillo.
El convento está precedido de un bello compás (hacia 1752) que da acceso a un pórtico en cuya parte superior campea el escudo de D. Juan José de Austria, hijo natural de Felipe IV y primer patrono del Monasterio.Desde el punto de vista arquitectónico, el edificio tiene un claustro de planta cuadrada de dos cuerpos que da acceso a las diferentes dependencias de la comunidad (aquí se ubicaron las habitaciones nobles, refectorio, enfermería, celdas monacales, etc. Este ala enlaza con la iglesia a través de la torre que da acceso al coro bajo, donde también se localizaba una desaparecida cratícula, por la que las religiosas podían acceder al templo,quedándo un ventanal para tomar la comunión.En la zona sur, a la que se accede por un arco, era el ala de servicio que ocupaba el huerto, lavaderos y baños.Durante el siglo XVIII se construyeron, adosadas en el lateral sur, las dependencias de la hospedería y la llamada “Casa de los Donados”, lo que denominan las religiosas actuales como salas de las “mandaderas”.

Al templo se accede por la portada decorada con pilastras jónicas cajeadas sobre la que se abre la hornacina con la imagen en piedra de la Virgen de la Encarnación.La planta actual es de cruz latina de una nave cubierta con bóveda de cañón con lunetos y con capillas laterales con bóvedas de arista. El crucero tiene cúpula semiesférica ochavada rematada en lucernario sobre tambor y pechinas. El presbiterio con camarín, tiene el acceso a la sacristía en su lado izquierdo, siendo realizados ámbos en 1737. A los pies del templo se ubican los coros, bajo y alto, como es habitual en las iglesias conventuales, cerrados por rejería.
La decoración interior está realizada a base de yeserías y esgrafiados (probablemente de una escuela andaluza) de los arcos, pechinas y arquitrabes, en el estilo barroco murciano.De todo el ajuar artístico de la iglesia del Real Monasterio de la Encarnación, únicamente quedan en el altar mayor un gran tabernáculo, restos de las tallas del camarín y las cuatro pinturas de las pechinas que representan a Santa Clara, Santa Teresa, San Francisco y Santo Domingo (todas del siglo XVIII).
Tiene imágenes de los talleres de Olot y madrileños, además de las obras de dos artistas murcianos: De Muñoz Barberán, el mural al temple del altar mayor, en el que hay una pintura simulando un retablo de columnas salomónicas en cuya parte alta se abre un rompimiento de gloria con apoteosis franciscana; una Anunciación en el bocaporte de la titular y un pequeño óleo en el ático del retablo de San Antonio.Del escultor José Nogueras, de Espinardo, es la actual Virgen de la Encarnación, otra de los Dolores y los retablos de San Pancracio, San Leonardo, San Antonio y gruta de la Virgen de Lourdes. Por otro lado, los retablos del Crucificado y San Rafael son obra del maestro albañil Juan Huéscar, natural de Mula.

En la clausura se conservan numerosos óleos y tallas, como un lienzo con la Aparición de la Virgen a Santo Domingo de Baltasar Martínez Fernández de Espinosa, Lorca 1741; una talla en madera policromada y estofada del Niño de la Salud, de Roque López, de hacia 1808; y el cuadro de la Aparición del Niño a San Antonio (circa 1705), que es óleo sobre lienzo de Pedro Camacho Felices, pintor lorquino.

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